Sólo
cuando caes
desde el interior
al vacío
en el que la mente
es iluminación
y no hay
un carácter
presente,
sólo la necesidad
del silencio
en la oración,
en la que
sólo existe
la búsqueda
a través
de un tiempo
que es vínculo
espiritual
para encontrar
a Dios,
la quietud sensorial
calma el momento
para adentrarme
en el verdadero
silencio interior,
que me infunde
con paz y amor
la relajación
de mi sosiego,
medito
esta conversación,
en la que
la materia
se vuelve espejismo
ante lo esotérico
es mi percepción,
en la que
mi espíritu
se acomoda
y toma con silencio
su vivo reflejo,
desde mi vacío
interior.