Dios
me ha regalado
todo este silencio
en el que soy
el alma
que le he entregado,
sin dudar
por ÉL encuentro
la verdad, el espíritu,
que ante su silencio
aprende a expresar,
lo que enseña
su reflejo
ante la luz
a la que rindo
mi corazón
que late con la paz
de haber encontrado,
en su camino
la iluminación
de un ser
que por amor
se siente amado.