Comprendo la música
a través de una locura
en la que confluyen
escalas, arpegios
acordes que iluminan
solos, silencios,
como en una huida
de la tonalidad
que escudriña
mi oído
al experimentar,
la batuta
que en cada
movimiento
refleja la medida
de un tiempo,
que resuelvo
a contratiempo
decidiendo
que libertad
he de improvisar,
a través de una música
que mi locura
invierte con sonidos,
con los que imaginar
cada motivo
que me lleva
a un éxtasis
espiritual
para contemplar,
que el silencio
de mi locura
con la música,
es real.