Comprendo
y me comprendo,
puedo quererme
porque me quiero
con lo que tengo
y lo que no,
no lo codicio
por tenerlo,
lo que he
de poseer y tener
quizás
ya lo tengo,
porque en mi interior
primero está
lo que siento.
No quiero
que el deseo
me posea,
prefiero poseer
todo deseo,
no quiero
que las palabras
me ahoguen
en el silencio,
prefiero
ser dueño
a lo que
con las palabras
entiendo
¡y sueño!,
porque de los sueños
parte mi silencio
que con las palabras
alcanzo
con lo que siento
para ser dueño.
Dios me abraza
con su silencio
en espíritu
está en mi mente,
es la luz
que conmueve
mi quietud
ante lo presente,
el espacio
en el que permanece
su libre oscilación
en un tiempo
que me detiene,
en un solo
pensamiento
en lo que soy
del mundo
ausente,
volviéndose
como en transparencia
reflejo
de toda mi visión,
de lo que soy,
de lo que siento,
de lo que soy
consciente,
es sin duda
mi iluminación,
el espectro
que ante mis ojos
es invisible,
pero poderosamente
elocuente.
Camino
tras la locura
de un sueño
hipnotizado
por su silencio,
por la libertad
de amar
con especial
emoción
ese deseo,
de hallarme
frente a la oscuridad
con ensoñación
ante la luz
que con palabras
descubre mi silencio,
la locura que siento
con el alma
en el encuentro
que ante Dios
elevo con la mirada,
el pensamiento
de mi corazón
con el que siento
que el ser libre
es tan sólo
el poder encontrarse
ante el silencio
con la verdad
envuelta en el alma,
con la luz
que con mi espíritu
doy forma
con las palabras.
Comprendo la música
a través de una locura
en la que confluyen
escalas, arpegios
acordes que iluminan
solos, silencios,
como en una huida
de la tonalidad
que escudriña
mi oído
al experimentar,
la batuta
que en cada
movimiento
refleja la medida
de un tiempo,
que resuelvo
a contratiempo
decidiendo
que libertad
he de improvisar,
a través de una música
que mi locura
invierte con sonidos,
con los que imaginar
cada motivo
que me lleva
a un éxtasis
espiritual
para contemplar,
que el silencio
de mi locura
con la música,
es real.
Creo
en muchas cosas
que no se pueden
ver
porque con el corazón
las siento,
el alma inspira
esa emoción
que con el silencio
de mi imaginación
desvelo
con ensoñación
en cada reflejo,
que ilumina
en mi interior
la consciencia
de mi consideración
que con espíritu
me revela,
es sencillo,
es relajación,
ser consciente
en el camino
para poder encontrar
en cada silencio
la espiritualidad
de la meditación,
me lleva
al recogimiento
de un equilibrio
que me libera
con la inteligencia
de un Don,
que por creer
desde la perspectiva
de esa iluminación,
es mi consciencia.