Que pueden ser
las palabras
sino
la necesidad viva
con la que surgen
las ideas en mi cabeza
con las que busco
en mi pensamiento
mi más cierta naturaleza,
en la que puede
existir incluso
un ánimo
para eternizar,
la fugacidad
maravillosa
que presiento
en una locura
que me alcanza
por su ternura
y sentimiento
con el que
se acerca
al límite propio
de cada verso,
a preguntarme
si soy realmente yo
él que alcance
a ser erigido
en el poema
como el poeta
visible
con el que
se personalice
la escena que me señala
moribundo
y sólo con alma
para inspirar
la retórica
que de ausencia
aún se exclama,
el verso que no sé
si es por cierto
la necesidad de mi consuelo
no quisiera morir
sin poder leerlo
el ansia que me inspiró
es la única testigo
y fue tan extraña
que de mí algo nació
para ensoñarla
sin encontrar
la razón
por la que me alcanza,
la locura es en mí
pensamiento y esperanza
libre por su expresión
necesidad que siento
en el alma.