No hay mayor don
que la capacidad
de reconocer
en amor
la verdad,
buscar con intensidad
a Dios
solemne y cabal,
averiguar
cuál es la dimensión
de este misterio
que la vida
nos regala
me conmueve
y me hace despertar,
como el silencio
en el que se inspira
mi ensoñación
en el que se sumerge
mi alma
oscura y atemporal,
como la idealización
que imagino
con la fuerza
que evoca mi espíritu
la paz deseada
mi libertad de amar,
libre
como la verdad
es sentir,
es soñar,
lo cierto vence
a cualquier
incertidumbre,
seguro es
la meditación
que se muestra
con inteligencia,
poder sentir
su inspiración
que encuentra
como en Dios
la respuesta.